La investigadora Bibiana Vilá y la educadora Nuria Lantos, una de las ganadoras de la distinción "Berta Cáceres".. Imagen: Sandra Cartasso
“Muchas veces nos sentimos solos por estar allá, trabajando en el noreste misionero, en la frontera seca con Brasil, pero estar aquí en el Congreso recibiendo esta distinción en nombre de decenas de familias que ponen el cuerpo en sus casas y en la calle para luchar por sus derechos ¡nos da ánimo!”. Así agradecía la educadora Nuria Lantos la distinción “Berta Cáceres” que le entregó este jueves por la tarde la Red de defensoras del ambiente y el buen vivir, “por su labor como fundadora de una escuela de orientación agroecológica en la provincia de Misiones, junto con la comunidad local”.
En la previa al 8M, la Red de defensoras del ambiente entregó estas distinciones a nueve mujeres de distintos lugares del país, en reconocimientos por sus contribuciones a la defensa de la vida y el medioambiente. Fue en un acto que coronó la 7° Jornada en defensa del Ambiente y el Buen Vivir presidida por María José Lubertino, junto con la investigadora Bibiana Vilá en nombre de la Red. Y sentó posiciones sobre el rol de las mujeres en la defensa de la biodiversidad y la alimentación sustentable, contra el extractivismo minero y el capitalismo. “Por la recuperación del Ministerio de Mujeres y del lenguaje inclusivo --señaló Lubertino-- que son herramientas de cambio que este gobierno busca desterrar. No vamos a retroceder”. Eso sostuvo la abogada y diputada mandato cumplido, al promediar la tarde.
María “Yiya” López recibió su distinción por la promoción de las artesanías tradicionales que se potencian con los mecanismos de la economía circular y crece “en base a saberes territoriales”. También fueron distinguidas, entre otras hacedoras del “bien común”, la periodista y conductora de TV Ana Cacopardo, las bonaerenses Manuela Urtasun y Verónica Muñoz por el trabajo en un establecimiento agroecológico bajo un sistema participativo desarrollado en Luján, y la investigadora Laura Zalazar, coordinadora del Inventario Nacional de Glaciares en la provincia de Mendoza.
Cada caso demostraba formas alternativas de asumir la vida cotidiana y el transcurrir público, de producir redes y saberes “por fuera de la lógica del patriarcado”, y en “defensa de la vida y del medioambiente”. Así lo expresaron los paneles de ponencias que antes del acto se sucedieron en el auditorio del Anexo del Congreso Nacional.
Para Nuria Lantos, la importancia del secundario que coordina en el paraje de Laguna Azul radica en las luchas previas que llevaron a esa comunidad a lograr “la expropiación de 36.000 hectáreas” dentro de las cuales se construyó, entre otras cosas, ese colegio. “Nuestra escuela es hija de esa luchas” sostuvo. Y de una decisión colectiva que se fue construyendo en el tiempo: “Tuvimos que romper con el esquema que dejaba a las mujeres en las casas mientras los hombres salían a trabajar en los campos”.
El rol de las mujeres, revalorizado, se conjugaba en sus palabras con el lugar del Estado y con el valor de la escuela pública: “Las escuelas públicas necesitan del Estado --sentenció la educadora--, los docentes y las familias necesitamos del Estado, necesitamos luz, agua, servicios, acceso a herramientas” puntualizó.
Poco antes, Sol Klas había compartido la necesidad de sostener la alegría ante las luchas que se avecinan "en el camino hacia una sociedad inclusiva, equitativa y democrática”, sostuvo. Y convido a las mujeres “de todos los rincones del país”, a seguir adelante “con la convicción de que nuestras luchas son parte de un movimiento global. Gracias mujeres. ¡Y viva la justicia social y la justicia ambiental, carajo!”, concluyó la ambientalista.