- Se trata de producir alimentos con menos recursos, cuidando el suelo, utilizando bioinsumos y con un manejo especial del agua.
- Es un concepto clave para la Argentina.
- Hay preocupación por la falta de avances en esta Cumbre.
- ¿Cuáles son las tres R?
Desde una Dubai en pleno invierno, cálida pero no sofocante, y medio de la neblina que la caracteriza y que simboliza la contaminación, el presidente de esta cumbre del clima, el sultán Al Jaber, dijo que no había evidencia para avanzar más rápido en la eliminación del uso de los combustibles fósiles.
Tembló el centro de convenciones y entre las repercusiones a esos dichos tronó la voz de Al Gore, el ex vicepresidente de EE.UU. devenido en un “influencer” climático: “Al Jaber abusa de la confianza del público», dijo.
De hecho, no figura el término eliminación en una declaración final que Argentina y Paraguay no firmaron a diferencia de Brasil y Uruguay, en otra falla del Mercosur como bloque.
La gran pregunta de los 70.000 asistentes a esta COP 28 es cómo va a sobrevivir el planeta. En estos días, los negociadores en un toma y daca por compensaciones medidas en financiamiento, están diseñando la letra chica del documento final.
Ya se sabe que el diablo está en los detalles y se los ve exigidos en las numerosas salas de reuniones. Las expectativas son bajas.
Es en ese marco que la Bioeconomía, que comprende la agricultura regenerativa de los suelos, que se basa en producir más con menos, las llamadas tres R: reducir insumos, reciclar y reutilizar, surge como otra opción y es fruto de distintos debates aquí.
El IICA (Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola) reunió en su pabellón a los mayores expertos Ana Zimerman (agricultora de Brasil), Ray Gaeser (productor de EE.UU.), Grazielli Parenti (Syngenta) John Reid (Sociedad Estadounidense de Ingenieros Agrónomos) y Ernie Shea (Solutions from the land).
Analizaron cómo puede mejorarse la sustentabilidad en un contexto en que los productores buscan potenciar sus rendimientos. “La agricultura es parte de la solución por su rol central en la captura y el almacenamiento del carbono, producimos con la naturaleza, la cuidamos, es nuestra aliada y es esencial el uso de bioinsumos y el buen manejo del agua”, dijo Zimerman.
Se habló de las dificultades de la ruralidad, algo que se comparte en el Mercosur: sin caminos apropiados, sin conexión y muchas veces sin acceso a la electricidad.
Que el concepto esté en boca de muchos es relevante para una Argentina que cambiará el nombre de la secretaría de Agricultura por el de Bioeconomía de la mano de fernando Vilella, el designado secretario de Agricutura de Javier Milei.
El próximo presidente si bien moderó sus dichos en torno a la negación del cambio climático, es difícil que le preste atención. Así se conoció un documento firmado por los ex secretarios de Cambio Climático del país entre 2015 y 2023 (Diego Moreno, Carlos Gentile, Pilar Bueno Rubial, Rodrigo Rodriguez Tornquist y Cecilia Nicolini). Señalan: “La evidencia científica acerca de la crisis climática es inequívoca. Nuestros tiempos están signados por alarmantes fenómenos cada vez más frecuentes e intensos en todo el planeta. Profundizar las medidas para adaptarnos ante los riesgos climáticos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es una urgencia y es determinante para que nuestro país pueda acceder a mercados y a créditos internacionales”, mandan como mensaje a Milei para que no abandone esa política de Estado.
La delegación argentina es raquítica, además de la secretaria saliente Cecilia Nicolini, el juez de la Corte, Ricardo Lorenzetti y María José Lubertino por ONU mujeres, hay más representantes del agro: Marcos Pereda y Andrés Costamagna (Sociedad Rural) Martín Fraguío, grupo GPS, Cristian Feldkamp (Grupos CREA) y Marcelo Torres, de Aapresid, la organización de siembra directa. Es de la partida Sol Klas por el gremialismo que expresa preocupación en los sectores que se reconvertirán como el petrolero.
A esta Cumbre Brasil trajo la delegación más numerosa y estuvo Lula en la inauguración y hasta es probable que regrese para el cierre el próximo 12. Su stand es el más importante de la región. También se destacan los de Chile y Paraguay que enviaron a los presidentes Boric y Peña respectivamente.
Los países árabes armaron pabellones que compiten en originalidad, el de Israel se destaca por avances en la economía del agua y una discreta vigilancia.
Descolla Google que, imitando la arquitectura del museo Guggenheim de Nueva York, busca que se tome conciencia del uso del agua. Lo que llama la atención es el despliegue de los stands de las industrias de energías renovables, los de firmas especializadas en tecnología nuclear y no podía faltar el de la OPEP. Tampoco las big four, consultora globales como KPMG, Accenture, McKinsey, EY. Todos en busca de oportunidades, el eufemismo que se utiliza aquí para hablar de negocios.
Los petroleros buscan que se incorporen tecnologías que promueven la remoción o la captura de carbono. Para expertos eso es aún ciencia ficción. “Ninguna tecnología reducirá las emisiones de CO2 en un 48% en los próximos 7 años. Hay que reducir el uso de combustibles fósiles”, sostiene la ONG Periodistas por el Planeta.
Se intenta que los 28 líderes mundiales se comprometan a triplicar la capacidad mundial de energía renovable para 2030 pero hay obstáculos. “Las energías renovables representan la fiebre del oro del siglo XXI. Una de las dificultades son sus precios”, se señaló . Se prevé que el mercado de las energías renovables alcance 2,15 billones de dólares en 2026. Argentina tiene bastante para ofrecer y capturar de ese negocio.