Desde el 2020 a la actualidad se quemaron casi 900.000 hectáreas del Delta e islas del Paraná. Es indispensable la pronta sanción de una Ley de Humedales que revierta este trágico escenario.
Fue tapa de todos los diarios la movilización popular sobre el puente Rosario- Victoria que convocó a decenas de miles de personas de varias provincias, y que más de 500 organizaciones realizamos actividades de concientización y reclamo el fin de semana pasado y este último a lo largo y ancho del país en el marco de una Campaña Plurinacional.
Desde hace años venimos exigiendo la sanción de la Ley de Humedales. Venimos explicando que nuestros humedales se encuentran en estado de emergencia, que se degradan y destruyen ante la inacción de las autoridades en todos los niveles.
Hay humedales en todo el territorio nacional que se vienen deteriorando por el avance descontrolado del extractivismo sojero, minero e inmobiliario.
Las principales causas de degradación y vulnerabilidad son las quemas para la ampliación de la frontera agrícola industrial, el uso de agrotóxicos, la contaminación con sustancias tóxicas de la actividad minera, la cementación inmobiliaria, la sobreexplotación de los bienes naturales, las especies invasoras y el desecho de residuos mal tratados.
Los humedales son zonas de transición entre los ecosistemas terrestres y los ecosistemas acuáticos. La Convención RAMSAR, un convenio internacional con el objetivo de asegurar la protección de los humedales, define un humedal como una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan.
Los humedales son parte de los sistemas naturales que hacen posible la vida en la Tierra. El 40% de la biodiversidad mundial vive o se reproduce en ellos. Son grandes filtros depuradores y reservorios de agua dulce. Amortiguan los impactos de las lluvias y almacenan más carbono que ningún otro ecosistema -incluso más que los bosques-, por eso son grandes aliados en la lucha contra el cambio climático. También se encuentran unidos a diversas culturas y tradiciones.
Sin embargo, se estima que en los últimos 300 años ha desaparecido el 87% de los humedales del planeta y existe una escasa conciencia sobre la importancia que tienen para la vida. En Latinoamérica y Caribe desde la década del 70 desaparecieron el 58%. En Argentina hay más de 600.000 km² de humedales (21,5% de la superficie) y entre ellos hay 22 sitios Ramsar que, en total, alcanzan unas 5,6 millones de hectáreas. Tenemos una gran diversidad de humedales en zonas urbanas y rurales. En el noreste del país hay más humedales que en regiones áridas, pero en todos los casos cumplen un rol esencial. Se incluyen: lagunas altoandinas, mallines, turberas, pastizales inundables, esteros, bañados, albuferas y marisma.
Entre mediados de los años ‘90 y 2012 se perdió el 40% de los humedales en lo que se conoce como Bajo Delta. ¿Era necesario llegar a este punto de incendios en el Delta del Paraná? ¿Por qué la inacción o la ineficacia de los gobiernos de Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires y de la Nación para implementar acciones urgentes que reviertan este trágico escenario?
En los últimos tres años los incendios en toda la región se incrementaron de manera dramática sin la adecuada reacción gubernamental. Entre 2020 y 2021, en el contexto de la prolongada bajante extraordinaria del Paraná y el agravamiento de la sequía, se quemaron más de 700.000 hectáreas del Delta e islas del Paraná. En 2022, hasta el 21 de agosto ya se quemaron 196.073 hectáreas de ese territorio.
Desde el 2020 las organizaciones ambientalistas solicitamos de manera reiterada a los gobiernos la implementación urgente del Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná (PIECAS-DP), con un enfoque comunitario y de participación social, que permitiría llegar a acuerdos multisectoriales a corto plazo para detener las quemas. Hasta el momento las autoridades se concentraron mayormente en combatir el fuego, realizar inspecciones, denuncias judiciales, en materia de prevención prohibiendo quemas e instalaron un sistema de alerta temprana. Sin embargo el proceso de participación social en vistas a implementar las acciones del Plan hasta ahora no se ha dado.
Nos preocupa que se siga sin priorizar y ejecutar de inmediato acciones que atiendan la cuestión de fondo, que es el uso del fuego en las actividades que se desarrollan en los humedales del Delta. La continuidad de los incendios demuestra que de poco sirven prohibiciones y fallos judiciales si no hay presencia en el territorio con un trabajo sostenido y comprometido que aborde la problemática entre los distintos sectores involucrados. Tras casi quince años desde la creación del PIECAS-DP, es hora de actuar de manera efectiva, recuperar las experiencias y acuerdos logrados entre las distintas jurisdicciones y diversos sectores sociales y avanzar de inmediato en el ordenamiento ambiental del Delta.
En este contexto de incendios y de crisis climática y ecológica, llamamos a las autoridades ambientales provinciales y de la Nación a que dialoguen, articulen y coordinen para avanzar en la implementación participativa del Plan en pos de compatibilizar las actividades productivas con el sostenimiento de la integridad ecológica de los humedales y las necesidades de las comunidades que habitan en el Delta del Paraná.
Para prevenir los incendios también resulta indispensable la pronta sanción de una Ley de Humedales, pero no cualquier ley.
Necesitamos la sanción del texto consensuado por especialistas, científicas/os y organizaciones de la sociedad civil a través de un proceso abierto, transparente, colectivo, interinstitucional y multisectorial, que fue promovido en 2020 por la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados, y que trae el andamiaje institucional, definiciones y herramientas necesarias para atender y revertir de manera efectiva la emergencia que atraviesan los humedales de nuestro país, que actualmente se encuentra bajo análisis de la Cámara de Diputados Expte 0075-D-2022.
Necesitamos que el Congreso Nacional esté a la altura de la crisis ecológica y climática que atravesamos, y que se reconozca el reclamo ciudadano de más de una década detrás del proyecto.
Sin ley no hay política de protección de humedales. Por el bien común, las generaciones presentes y futuras, exigimos una #LeyDeHumedalesYa.
Doctora en Derecho. Especialista en Derecho Ambiental. Presidenta de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos. Integrante de la Red de defensoras del Ambiente y el Buen Vivir.