Tanto la situación de la línea 144 de la Ciudad como la de los otros dispositivos de atención en políticas de género es crítica. En el caso de la línea telefónica para urgencias, el personal, que ya era insuficiente, fue reducido un 10 por ciento.
Desde el 31 de diciembre -incluso esa misma noche entre copas- hasta principios de esta semana, distintas trabajadoras de áreas que trabajan contra la violencia de género en la Ciudad de Buenos Aires vienen siendo despedidas. Por goteo, sin preaviso, todas ellas, en una situación de precariedad que se conoce como “relación de dependencia encubierta”, fueron recibiendo la noticia de que no se les renovarán sus contratos. Forman parte del personal del hogar para adolescentes Eva Duarte, de Centros Integrales de la Mujer y de la línea 144 de la Ciudad, todos espacios pertenecientes a la Dirección General de la Mujer.
Tanto la situación de la línea 144 como la de los otros dispositivos de atención en políticas de género es crítica. En el caso de la línea telefónica para urgencias, el personal fue reducido un 10 por ciento.
El hogar
El Hogar Eva Duarte aloja a adolescentes que transitan un embarazo o que ya son madres. Las personas ingresan a partir de haber vivido violencia de género. Son todas jóvenes menores de 18 años, que fueron apartadas de su familia, por una medida judicial excepcional, en los casos en los que se considera que a raíz de la violencia estas chicas no pueden seguir viviendo ahí.
Se trata de un hogar de convivencia, no es transitorio. Hay chicas de 13 años, entre las más jóvenes. Algunas de ellas se egresaron de ahí a los 20, es decir, vivieron muchos años. En su paso por el hogar pudieron terminar el colegio, criar a sus hijos con apoyo, acompañarlos en su escolarización, desarrollar actividades artísticas, etc. También para las de 18 años en adelante el hogar ofrece programas que las ayudan a insertarse laboralmente. “Todas las personas que trabajamos ahí lo hacemos con esa perspectiva: que el hogar sea para ellas realmente un hogar. Hablamos y trabajamos siempre para la restitución de derechos, en base a la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia”, cuenta una de las profesionales, Ana María Ferraro.
Las despedidas fueron psicólogas que pertenecían al equipo técnico, conformado por cinco personas. “Es decir somos muy pocas: con que falte sólo una ya es un problema”. Las profesionales están divididas por turnos, en un lugar que funciona 24x7. Haber despedido a una psicóloga de la tarde significa que desde ahora en adelante ese turno no cuenta con ese tipo de asistencia porque no hay reemplazo. Otra de las personas despedidas es una psicopedagoga que trabaja los fines de semana. “Además estas personas, que son profesionales, se caracterizan por poner el cuerpo, porque hace falta. Y ayudan con un montón de otras tareas como cambiar pañales, las tareas cotidianas de limpieza, van codo a codo con las tareas de operadora social, están muy comprometidas. Es una mano menos no sólo en lo profesional sino en la operación cotidiana para que las actividades puedan salir adelante. Y en lo profesional, tienen una formación que les permite aportar miradas específicas de cómo acompañar a esas adolescencias a las operadoras”, dice Ferraro.
Hace años que las trabajadoras vienen registrando un vaciamiento de la Dirección General de la Mujer. Una tendencia a desabastecer ese espacio: “despiden personal que luego no es reemplazado, traban los ingresos, nadie pasa a planta transitoria ni permanente El Eva Duarte puntualmente siempre ha sido un lugar en el ojo de las tormentas porque frente a cualquier conflicto se lo quiere sacar de la Dirección y repartir a las pibas que ahí viven en otros lugares que no tengan que ver con la Dirección General de la Mujer”, cuenta otra de las mujeres vinculada al hogar, Ludmila García.
La línea
En la línea 144 de la Ciudad a varias psicólogas, que habían empezado a cumplir su rol desde la segunda mitad del 2023, y en algunos casos desde antes, les notificaron de su “no renovación” del contrato de locación de servicios. “Nuestras compañeras habían ingresado mediante la presentación de sus CVs y entrevistas con la coordinación del servicio. No se realizó ningún tipo de evaluación respecto de su desempeño ni informes sobre su trabajo como para echarlas así”, agrega Marisa Riso, trabajadora de la línea, para dar cuenta de una decisión injustificada. Algunas de ellas recibieron un telegrama de despido el 31 de diciembre, sin preaviso de ningún tipo.
La Línea brinda contención, orientación y derivación a personas que están atravesando o atravesaron situaciones de violencia por razones de género. Incluso a personas que buscan información respecto del área. “Si bien esta es nuestra principal función, también orientamos y contenemos otras situaciones diversas como, maltrato a las infancias, violencia institucional, acceso a información respecto de la interrupción voluntaria del embarazo. Muchas veces las personas llaman angustiadas, confundidas, desinformadas, con miedo, con dudas, con incertidumbre, y allí está la línea y sus operadoras para contener y asesorar hace más de 10 años”, relata García.
La línea es gratuita y está las 24 hs, todos los días del año para toda la Ciudad. Son unas 30 trabajadoras en total (algo así como 4 personas por turno) que sufrieron, con estas bajas, un recorte del 10% de su fuerza de trabajo. Esto impacta directamente en la calidad del servicio, que se vislumbra en la cantidad de llamados y mensajes que logran responderse, “ya que las compañeras que quedan no dan abasto para cubrir todas las necesidades”.
Según la información otorgada por el GCBA en 2022, la línea atendió aproximadamente 50.000 llamados y ahora, en 2023, la Ciudad más rica del país, a cargo de Jorge Macri, deja a muchas de esas personas en situación de violencia por motivos de género sin acompañamiento y asesoramiento. La Línea y su creación tienen carácter de ley en Argentina, por la Ley Nacional 26.485 de "Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, a la cual CABA ha adherido.
“Esta reducción de personal implica, por otra parte, una sobrecarga tanto física como mental para ellas, quedando comprometidas su salud y sus otros derechos laborales, como las vacaciones. Al estar el servicio en su mínima capacidad para sostenerlo, no hay posibilidades, casi, de enfermarse”, dice Riso.
“Los recortes que está haciendo Jorge Macri en la Ciudad son un combo de dos cosas. Querer sintonizar con la lógica motosierra de Milei y aprovechar para hacer un ajuste sobre personal que supone que puede venir de las designaciones de Larreta, cuando se trata de trabajadoras, que sin no importar con qué gestión ingresaron, cumplen una tarea fundamental”, asegura María José Lubertino, directora de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos. Ese espacio que recibió el pedido de ayuda de las trabajadoras despedidas y en estos momentos se encuentra intentando mediar y pedir a distintos legisladores porteños que intervengan para “que el final de esta historia no sea cortar el hilo por donde más se lo necesita”.